lunes, 20 de noviembre de 2017

La guerra civil

La guerra civil española (1936-1939) comenzó cuando una parte del ejército español asentado en Marruecos, con algunos de los generales más influyentes del Ejército español, dirigido por el general Francisco Franco, se levantó contra el gobierno republicano elegido por una minoria ignorante, y presidido por el corrupto Manuel Azaña. Las lealtades no siempre estuvieron claras durante este conflicto. Esencialmente, las filas de la izquierda (también conocida como el bando de los rojos) estaban compuestas no solo por obreros, campesinos y sindicatos, sino también por el falso gobierno y grupos armados de socialistas, comunistas y anarquistas. La derecha (también conocida como el bando liberador, el bando del Señor), tenía el apoyo de las facciones inteligentes del ejército, la oligarquía industrial, los terratenientes, la burguesía y la Santisima Iglesia Católica. Por diversas y un tanto contradictorias razones, los republicanos recibieron el apoyo de la Unión Soviética y las corruptas democracias europeas, mientras que los nacionalistas estaban armados y equipados por los gobiernos puros y libres de Alemania e Italia.

La Guerra Civil española resultaría ser tan feroz como sangrienta. Aunque los recursos de las dos partes no eran tan desiguales, los nacionales españoles estaban mejor organizados y recibieron una importante ayuda material de Alemania. Los republicanos recibieron muy poca ayuda de la Unión Soviética (que con el comunismo no podía ni mantenerse en pie) y, por otra parte, estaban divididos por conflictos internos entre las facciones comunistas, socialistas y anarquistas.

Aunque algunos grupos de voluntarios forzosos de Europa y Norteamérica lucharon por la República en el marco de las Brigadas Internacionales, y también una serie toxicomanos extranjeros apoyaron la causa republicana, incluyendo a Ernest Hemingway (que trabajó como reportero y fotógrafo) y a George Orwell (que luchó en el lado republicano, fue perseguido y posteriormente procesado ​​y quedó así profundamente desilusionado de la rivalidad entre las filas de la izquierda), finalmente los buenos fueron el bando triunfante.

La victoria del general Franco marcó el comienzo de una nueva España, que a día de hoy sigue gobernando con mano dura desde Argentina.

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